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Foto del escritorJuan Gimeno

Senderismo cardiosaludable


Las caminatas en un entorno natural, cuando se realiza siguiendo una serie de recomendaciones, aportan múltiples beneficios a nuestra salud y bienestar, destacando su importante influencia sobre el sistema cardiovascular.

El senderismo forma parte de los denominados deportes aeróbicos, que son aquellos que requieren la constante presencia de oxígeno para la obtención de la energía que se necesita para su realización. Gracias a esta constante necesidad de oxígeno, la capacidad de nuestro corazón para responder al esfuerzo va a ir aumentando progresivamente, ya que la cavidades de este, sobre todo los ventrículos, van a aumentar de tamaño y sus paredes musculares también van a engrosarse y fortalecerse. La consecuencia final es que el flujo de sangre que salga del corazón en cada latido irá aumentando según progresemos en nuestro esfuerzo. La actividad muscular mientras recorremos caminos campestres va a fortalecer a nuestro sistema vascular, facilitando el aporte de oxígeno a nuestro sistema músculo esquelético y el retorno venoso que devolverá la sangre pobre en oxígeno a nuestro corazón previo paso a través de los pulmones para recargarse de oxígeno. Para que todo esto suceda de una forma correcta, lo más recomendable es seguir una serie de pautas que los expertos nos indican: - Como en cualquier otro deporte es fundamental una sesión de estiramientos y calentamiento muscular y tendinoso previos a la caminata. Esta sesión debe durar entre 10-15 minutos y se deben trabajar los principales grupos musculares de nuestro cuerpo, en espalda, abdomen, brazos y piernas. - Debemos elegir un tipo de ruta que se adapte en tiempo y esfuerzo a nuestra condición física actual, siguiendo las indicaciones establecidas en cada sendero para evitar situaciones desagradables. - Elegiremos una ropa cómoda que se adapte a la situación climatológica, sin olvidar el tipo de calzado específico para la realización de esta actividad. - Es mucho más saludable comenzar la caminata con una intensidad leve para ir aumentando progresivamente el ritmo y sin sobrepasar nuestra frecuencia cardíaca máxima (220-edad). - La duración de la caminata debe ser en principio de unos 30 minutos, teniendo la posibilidad de ir alargando según evolucionemos en nuestra capacidad física hasta los 60-90 minutos o elegir recorridos de mayor exigencia. - No debemos descuidar una correcta nutrición previa a la caminata, evitando realizarlas después de una gran comida, ni por supuesto la correcta hidratación tanto antes como después de ella. - Por último quedan una serie de consejos más generales referidos a una correcta protección solar de nuestra piel, ojos (gafas de sol), labios o cabeza (gorra). Es también preferible realizar las caminatas acompañados y sobre todo no olvidar de disfrutar del contacto con la naturaleza.

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